Ha aparecido en el mundo, en un breve espacio de tiempo, un nuevo lenguaje, con sus peculiares expresiones: cibernética, informática, ciber-espacio, ciber-nautas, e-mails, Facebook, Blogs , Skype, iPhone, Blackberry etc.
¿Qué interpretación darle a este fenómeno; y, sobre todo, qué implicaciones tiene con respecto al modo de comunicarse las personas en el mundo de hoy? Específicamente, ¿qué consecuencias se derivan con respecto al acto educativo, de estas nuevas formas de la comunicación?
Este artículo intenta ser un modesto aporte a los educadores y educadoras de hoy – así como a los padres de familia – a fin de darles algunas pistas de comprensión de este fenómeno, para que puedan orientar a la nueva generación – que ya está sumergida en esa realidad – en el correcto uso de estos extraordinarios y sofisticados medios de comunicación a nivel universal.
La primera actitud lúcida del educador, del padre y madre de familia, es reconocer que está naciendo un mundo nuevo a escala planetaria en la manera y los recursos de la comunicación. Es un hecho irreversible y no valen nostalgias de tiempos ya idos, y menos lamentaciones y resistencias. La actitud correcta consiste en intentar comprender este fenómeno, ver sus aspectos positivos, y orientar en esa dirección a la nueva generación beneficiaria de estos descubrimientos tecnológicos en el mundo de la comunicación. Y es bueno aclarar desde el comienzo, que el educador de hoy, más que aferrarse al pasado, únicamente podrá realizar con éxito su misión educativa, “haciendo presente el futuro”, pues es en esa dirección que miran sus educandos, ya que en ese futuro y con el instrumental de su tiempo es que realizarán su proyecto de vida.
Una observación importante es destacar que los circuitos electrónicos están cambiando los conceptos tradicionales de “tiempo y espacio”: se pasa de lo real a lo “virtual” en cuestión de segundos, con consecuencias insospechadas en la mente y en la conciencia de la niñez y juventud de hoy: por un lado, asombro y gozo; por otro lado: perplejidad y confusión mental y hasta moral.
Otra observación es que vivimos sumergidos en un tsunami” de imágenes, informaciones, noticias, sonidos, estridencias de todo tipo, que le van usurpando a la persona humana su derecho a la “privacidad”. Apenas si puede refugiarse en su propio “yo” interior, en busca de tranquilidad y de silencio, puesto que ella misma, por el uso o abuso de esos medios de comunicación, se siente invadida insistentemente por mensajes del mundo exterior, sin contar, claro, con el poder invasor de los ruidos y solicitaciones “que le imponen desde afuera” sean anuncios de eventos, ventas de productos, campañas políticas, etc.
En resumen, como tantas veces se ha dicho, el mundo actual es una “aldea”, donde todo lo que ocurre se sabe a los pocos segundos de sucedido. Dicho de otro modo: ya nadie puede vivir aislado, porque sabemos demasiado los unos de los otros. Para bien o
para mal, es la era de la confluencia, de la integración, del compromiso o de la confrontación por estar tan cerca los unos de los otros.
Los llamados Medios de Comunicación Social (MCS: Radio, TV, Cine y Prensa escrita) tienen mucho que ver con esa “aldeización” del mundo actual: llenan cada vez más el tiempo libre de las personas, las mantienen “más orientadas hacia afuera que hacia dentro”; y, en resumen, contribuyen a la creación de lo que llamamos “una nueva cultura” que está modificando los criterios personales y grupales de pensamiento, acción y reacción, conductas y decisiones, e inciden de manera incisiva en el universo de la política, del comercio, y del destino mismo de la humanidad, por las motivaciones que suscitan y las respuestas que promueven. Con razón se les llama: “El 4º Poder del Estado”.
Los jóvenes de hoy, y aún los niños, descubren con asombro y utilizan con fruición los recursos de este “nuevo mundo”, pero la mayoría simplemente “se deja llevar” de su dinámica arrolladora de una manera irreflexiva y por lo mismo muy peligrosa: “se vuelven locos” al sentir que dominan con tanta facilidad y eficiencia esas nuevas tecnologías de la comunicación. Pero ¿lograrán preservar su libertad interior frente a los estímulos apabullantes de ese formidable instrumental tecnológico?
Con esta pregunta, planteamos una vez más la ambivalencia de los descubrimientos tecnológicos, y ahora los de la comunicación planetaria, y se justifican las sanas preocupaciones de quienes están involucrados, por muchas vías, en la preservación de la libertad total de la persona humana. Esto significa que hay que hacer comprender a tiempo a los usuarios de estos inventos, que no son válidos “porque sí” (per se) sino en cuanto permitan a cada ser humano “crecer en humanidad”, y en este caso concreto, motivar y enriquecer su encuentro con otras personas, grupos y culturas que integran la comunidad humana, en un clima de respeto mutuo; y de ser, todos y todas, “mejores ciudadanos de nuestra aldea: el mundo conocido”.
Hay algo más que no podemos omitir: Esta revolución en el área de la tecnología de la comunicación, es solo un aspecto del vertiginoso cambio de la percepción de lo que denominamos “cultura planetaria”, por ser un lenguaje común y por lo mismo punto de encuentro de los seres humanos, que implicará una rápida transformación de estilos y modos de pensamiento y de la convivencia humana. Es de la mayor importancia tener esto en cuenta en los contenidos pedagógicos y educativos, que deben estar orientados a ayudar a la nueva generación a descifrar y motivar a las nuevas generaciones en el correcto y provechoso uso de los recursos de la comunicación.
El educador y educadora de hoy ante la revolución de la comunicación humana a escala planetaria.
1. 1. La realidad
Aclaremos desde el principio las perspectivas positivas que han suscitado las nuevas tecnologías de la comunicación, hechas evidentes en los recientes terremotos que han
asolado países hermanos. Se ha hecho evidente la conciencia de solidaridad planetaria, gracias a la rapidez y fluidez de las comunicaciones, las conmovedoras imágenes virtuales, los recursos tecnológicos de conexión inmediata, etc.
Pero tenemos que reconocer también que esos mismos instrumentos, sobre todo los de uso de persona a persona, se prestan a respuestas ambiguas y aún nocivas moralmente, por lo que se hacen necesarios procesos de concientización para que, en su uso y provecho, haya siempre una referencia explícita o implícita a una instancia de índole humana o trascendente y, por lo mismo, una dimensión ética y moral.
Los medios modernos de comunicación han inaugurado también la “era de la transitoriedad”: apenas se recibe una información, cuando ya vienen otras que la sustituyen. Se vive entonces “repentinamente”, sin tiempo para discernir, procesar, depurar, aceptar o rechazar información.
Ese cúmulo de “datos sin procesar”, que no han tenido tiempo de ser sometidos al crisol de la conciencia crítica o moral, constituye uno de los mayores desafíos actuales ante los medios de comunicación modernos: pueden desembocar en una lamentable masificación de los seres humanos a escala mundial, una especie de maquinaria mal utilizada en manos o grupos inescrupulosos interesados en la manipulación de las conciencias al servicio de los poderes fácticos: políticos, religiosos, económicos, llegando finalmente a impedir el discernimiento y la opción personal frente a sus ofertas, robándole así al ser humano su más precioso tesoro: la libertad interior.
Es el caso del modelo económico consumista actual: Una publicidad avasalladora, competitiva, persistente, llega al extremo de promover una cultura del consumismo, con consecuencias antropológicas fatales: Se pasa del orden del ser, al orden del tener, pues se intenta convencer al consumidor de que “es más en la medida en que acumula y consume más”. En 1934, Goebbels, el primer Ministro de Información de un Gabinete de gobierno, el de Adolf Hitler, ya lo había cínicamente anunciado: “Una mentira, repetida muchas veces, al final parece una verdad”.
Pero aún sin llegar al extremo de la dependencia interior ante los medios de comunicación, persiste el peligro de la “saturación de incentivos”, que produce una especie de “embotamiento de la conciencia moral”. El sistema nervioso del ser humano tiene un límite, y la mente humana también.
Tener a la niñez y a la juventud actual sometidas a todas horas al desafío de responder a docenas de estímulos simultáneos y de todo tipo, no puede conducir más que a un agotamiento psíquico, y – lo que es peor – al “relativismo práctico y moral”.
¿No has notado, educador, educadora, que a veces algunos de tus alumnos están como “idos”, mirando al vacío? Están recordando o intentando descifrar mensajes que no han podido “digerir”, o que, por aceptarlos ingenuamente, algo les ha ido mal.
¿Has pensado en la cantidad de “noticias de último minuto” que escuchan a diario, que le generan tensiones y expectativas, aunque luego resulten ser simples recursos publicitarios? ¿Has pensado en el esfuerzo mental y lógico que implica relacionarlas, valorizarlas o no, al ritmo veloz y altisonante con que las escuchan?
¿Has contado las docenas de canciones que perciben los oídos de un joven a diario, cada una de ellas evocadora o promotora de reacciones de todo tipo en su estado de ánimo? …
Queda por analizar el efecto, y no el menor, de esta permanente presión de estímulos auditivos y visuales sobre las vidas nuevas: la sutil o descarada propuesta de “estilos y opciones de vida, de patrones de conducta”. Al cine se le ha llamado “la gran fábrica de sueños”. ¿Por qué? Por ser un medio ideal para la “insinuación de modelos de conducta”.
Sólo hay que ver, en las áreas de recreación de nuestras Instituciones educativas, a los alumnos más pequeños “imitando” a los personajes que han visto en el cine o en la televisión. ¿Simples juegos inocentes? No, lamentablemente hay mucho más: Están ejercitando patrones de conducta que bien pudieran pasar luego a sus estilos de vida.
El uso indiscriminado y persistente de estos formidables medios de comunicación moderna, pudiera entonces producir una nueva y nunca vista “esclavitud virtual”, creando dependencias mentales, visuales, emocionales y aún morales, con su inevitable secuela: la deshumanización, como ocurre con todas las esclavitudes.
“Hemos cedido nuestros sentidos y nuestros sistemas nerviosos a los
manipuladores privados, dispuestos a aprovechar el alquiler que
tienen sobre nuestros ojos, oídos y nervios, lo que equivale a
ceder el lenguaje, dar la atmósfera terrestre a un monopolio privado”.
“Para comprender los Media” (Mc Luhan)
2. La respuesta educativa
Frente a esta realidad impresionante y desafiante ¿cómo se puede orientar y capacitar a vidas nuevas de niños y jóvenes, para que aprendan a utilizar los grandes beneficios de la tecnología moderna de la comunicación sin perder su libertad interior?
No encuentro otra alternativa más que la formación a tiempo y progresivamente de una recta conciencia moral a fin de que opte libremente por una correcta escala de valores de vida, y oriente su voluntad y sus energías interiores hacia respuestas que le permitan “crecer en humanidad”, y realizarse como persona responsable en la vida.
¿Qué implica este objetivo en términos educativos?
* Por parte del educador, educadora:
Que sea consciente de la magnitud y trascendencia del desafío existencial que representa para la juventud – tiempo de inexperiencia y búsqueda – la proliferación indiscriminada y la manipulación mal-intencionada de muchos de los mensajes que le envían los medios modernos de comunicación.
Que asuma la responsabilidad de informarse lo mejor posible de los mecanismos de operación de los medios modernos de comunicación social para discernir en cada caso lo que conviene y lo que no conviene a ese proceso de “toma de conciencia” por parte del educando, y así estar en mejores condiciones de orientarlo.
Que asuma acompañar a sus educandos en el largo proceso de aprender a discernir la validez de los mensajes que recibe, con el fin de que surja en ellos, de manera progresiva y orgánica, una conciencia crítica a tiempo, antes de que sucumban ante las fascinaciones de una comunicación o publicidad mal orientada. Esa conciencia crítica, sustentada en una sólida base moral, será el mejor muro de contención y el filtro ético que lo capacitará para salir a la vida debidamente equipado para tomar y dejar, según le dicte su sentido moral.
* Con respecto a la Institución educativa :
Que cree espacios académicos con objetivos y contenidos educativos bien definidos y pertinentes, para informar a sus estudiantes sobre la existencia y la calidad de los medios de comunicación actuales y los que puedan aparecer en el futuro.
Que promueva charlas impartidas a padres y a alumnos sobre la realidad, las bondades y los desafíos de los medios de comunicación.
Que promueva ejercicios prácticos de criticidad, realizando debates en torno a anuncios, películas, noticias de los periódicos, etc. para que acostumbre a sus educandos a saber seleccionar y justificar sus opciones.
Conclusión
Los nuevos instrumentos de comunicación de esta era planetaria, utilizados dentro de una correcta perspectiva humana, cultural y ética, pueden ser un valiosísimo medio de información y comunicación, y servir de canales de difusión de las mejores ideas, valores y proyectos de la sociedad, para mejorar “la calidad de vida” de los seres humanos, y constituirse en uno de los mejores instrumentos que haya descubierto el ser humano hasta el día de hoy para unir a la humanidad a escala mundial. Por eso:
“La educación para los Medios de Comunicación debe habilitar al ser humano, no sólo para comprender los efectos de este fenómeno social, sino también los mensajes transmitidos por dichos Medios”.
“Comunicación social y educación”, Bogotá, 1971.
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