¿Cómo Disciplinar en un Mundo Donde se ha Cambiado la Organización Jerárquica de la Familia?
Disciplina viene de la palabra discípulo, no es por tanto dominar , sino seguir las enseñanzas del maestro, ir por el camino correcto. La disciplina es la semilla de la cual nace la libertad y como sólo las personas, al contrario de los animales, son las que tienen decisión de cómo responder, para desarrollar la disciplina, se quiere desarrollar la capacidad de tomar decisiones y el autocontrol para actuar y no reaccionar por impulsos.
De todo lo anterior se desprende la idea de que disciplinar no es castigar, sino formar adultos responsables y con autocontrol que obren correctamente por convicción, no por conveniencia.
Los obstáculos a superar en este tiempo para lograr niños y adolescentes disciplinarios son:
- Tener muy presente el ciclo de vida de los hijos y lo que se puede esperar de ellos.
- Evitar la permisividad, que se confunden muchas veces con el respeto a individualidad.
- Aprender a canalizar la culpabilidad por falta de tiempo.
- Disminuir la exposición al bombardeo de la información que promueve malos ejemplos y reflexionar sobre ellos con los hijos.
- Luchar contra la incoherencia personal. Recordad que el ejemplo no es la mejor forma de enseñar, es la única.
- Evitar la falta de jerarquías. Las jerarquías son indispensables para toda interacción social, en que todos seamos iguales no significa que tenemos iguales funciones ni posiciones. No se puede influir en los niños y jóvenes en un plano de igualdad.
- Deja la lucha de poder.
- Luchar contra la falta de unidad de criterios entre los padres y entre el hogar y la escuela.
En el pasado, tanto en la escuela como en el hogar, imperaba un patrón autoritario para disciplinar. La firmeza positiva venía acompañada del abuso verbal o físico. Hoy día la permisividad visualiza a la firmeza del pasado como una falta de respeto y se ha dado lugar a una disciplina débil e ineficaz.
Sucede entonces que se comienza con la debilidad del presente y termina con el abuso del pasado. El reto para padres y educadores de hoy es integrar la firmeza del pasado con el respeto del presente y lograr así una disciplina eficaz.
Para lograr este tipo de disciplina, la palabra clave es asertividad, la cual significa:
- Actuar inmediatamente con respeto y haciéndose respetar.
- Dejar de pedir disculpas por administrar una consecuencia.
- Ahorrarse las muchas explicaciones y referirse a las normas pre-establecida, las cuales deben ser claras y pocas.
- Evitar entrar en la lucha por el poder.
Algunas ideas respecto a las reglas y las consecuencia si se infringen:
Las reglas:
- Para dar instrucciones es preciso estar cerca y hablar mirando a los ojos.
- Decir exactamente lo que esperamos en tono serio y amable, con pocas palabras sin gestos menospreciables.
- Llamar a los niños o jóvenes por su nombre.
- Incluir en las reglas las diferentes opciones y sus consecuencias.
Consecuencias:
- Deben estar directamente relacionados con el acto indebido.
- Establecer que la consecuencia es decisión del niño o joven.
- Que sea por tiempo limitado y con garantía de una nueva oportunidad.
- Si se repite el mal comportamiento, ampliar el término o sanción.
Termino con otras ideas para reflexionar:
- En términos de disciplina, las actitudes hostiles o intimidades llevan el mensaje de: Tú eres malo, pero yo puedo ser peor. En el fondo, se tiene miedo de perder el poder o ser humillado.
- Las actitudes débiles o de personas intimidadas llevan el mensaje de: te tengo miedo y me siento incapaz de ejercer mi autoridad. En el fondo, ese tipo de actitud la asume quien no quiere enfadarse, porque teme al conflicto y a que no la aprecien.
- Lo que hace que las consecuencias sean efectivas es que sean inevitables.
- Cuando se les permite que los niños ó jóvenes escojan entre varias alternativas, aprenden a que ellos tienen control sobre lo que les ocurra.
- Los padres y profesores asertivos son estrictos, a la vez que respetuosos y amables.
Estas ideas fueron extraídas del curso de disciplina ofrecido por la Lic. Ángela Marulanda, Autora y Educadora familiar. Nuestro objetivo al compartir esas sabias reflexiones, es que tanto la escuela como la familia continuemos nuestra labor formativa con una visión común, lo cual redundará en beneficio de los niños y jóvenes hoy y en el futuro.
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