Cómo Apoyar la Vida Académica de Nuestros Hijos

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La aspiración de toda familia que tiene hijos en edad escolar es el éxito académico  de sus hijos. Después de todo, ¿Qué sentido tiene esa inversión de tiempo, dinero y esfuerzo si los resultados no son los deseados?

En algunos casos, ese deseo de las familias se materializa, sobre todo, cuando se trata de jóvenes dispuestos a aceptar de manera efectiva el reto del aprendizaje. En otros casos,  muy frecuente por cierto, la vida académica de los hijos se convierte para los padres en una especie de tortura que lacera no sólo la economía, sino las aspiraciones y el orgullo familiar de tener unos hijos bien aprovechados e inteligentes.

Esta situación probablemente afecte aspecto más importantes que los señalamos y que, a mi juicio, son fundamentales en la vida de familia: las relaciones entre progenitores e hijos y la autoestima de los jóvenes.

¿Cómo manejar la escolaridad de nuestros hijos sin caer en los extremos de la exigencia castrante o de la permisibilidad irresponsable? De mi experiencia de madre y educadora de varias décadas, he observado algunas actitudes que asumidas como estilo educativo, podrían convertirse en principios orientadores para la familia:

1. No espere que sus hijos crezcan para inculcarles hábitos de estudio. Fortalece, desde la educación primaria, el tiempo diario de estudio sin regateos ni complacencias.
2. Ayude a que sus hijos visualicen su futuro. Estimúlelos a soñar con su proyecto de vida y déle seguimiento a esa idea, compartiendo sus realizaciones.
3. Su hijo(a) no es perfecto. Ojalá que nunca lo sea. Por tanto, permítele equivocarse. Hágale ver que el error es fuente de aprendizaje, y no un vergonzoso ni culpabilizante.
4. Cree en sus hijos una cultura de reflexión. Para lograrlo, modele ese estilo de vida evaluando los eventos: una celebración, los  resultados, de mi examen o de un actividad, etc. Hágase preguntas que lo ayuden a descubrir su relación causa-consecuencia de esos hechos.
5. Una vez realizada la reflexión sobre un resultado académico o un evento cualquiera, oriéntelos en la búsqueda  de acciones para resolver la situación. ¿De qué sirve la reflexión sino para ser proactivos?
6. No focalices los errores. Muchas  veces somos implacables con los errores e indiferentes con los pequeños aciertos. ¡Estimule los logros por insignificantes que sean!
7. No fomente la competencia por la notas. Las calificaciones no dicen todo lo que su hijo sabe. En cambio, valores los esfuerzos y aprendizajes alcanzados.
8. Aliente a su hijo (a) siempre. Promueva su autoestima, reconociendo sus fortalezas y ayudándolos a identificar sus debilidades y trazar un plan de acción para mejorarlas.
9. Si logra identificar contenidos de una materia que su hijo(a) no domina, actúe a tiempo. El aprendizaje es un proceso continuo que se lleva a cabo a través de una cadena de pre-requisitos! Sea consistente en el tiempo de ayuda que requieren sus hijos.
10. Crea en las posibilidades de su hijo(a) y hágale saber que confía en él. Pero hágalo auténticamente.
11. No permita que las dificultades escolares de sus hijos lesionen la relación familiar. Ellos pueden mejorar en la medida en que su padres le proporcionan amor y la seguridad que necesitan. Recuerde que el área académica es solo una parte de la vida de un joven. Pese un balance del potencial de su hijo(a)  y descubra otras áreas en las cuales se compensa el déficit académico.

Finalmente, si su hijo(a) es brillante en su desempeño académico, no lo hagan sentir como un genio al que debe exprimir sus talentos. Los hijos no son objetos para la “mostración”… Y si en algún momento de sus notas son un poco menos que excelentes, acepte su condición de ser humano no perfecto. Eso le ayudará a desarrollar una actitud de más apertura con sí mismo y los demás.