Formacion Cívica–Ciudadana Teoría Y Práctica

En relación a los resultados de las encuestas realizadas en el 2009 y el 2010 en América Latina y el Caribe no hay que hacer una reflexión para darnos cuenta cuan mal estamos en educación y formación ciudadana.
Si echamos una mirada retrospectiva a la evolución  de la formación ciudadana en el país a partir de la enseñanza de la educación cívica, recordemos que en el Plan  Decenal de Educación en 1992,  la Educación Cívica fue sacada del curriculum y durante mucho tiempo se concibieron sus contenidos  como eje transversal de todas las asignaturas.

Preciso es señalar  que durante todo este tiempo muy poco maestros sabían manejar el término transversalidad en el seno de la materia que impartían y esta situación hacia que ni siquiera se mencionaran los contenidos actitudinales, conceptuales y de procedimiento del programa de educación cívica en nuestras escuelas.

Es en 1999, siete años después,  los filósofos y estrategas de la educación dominicana se dan cuenta del vacío que en materia de formación ciudadana se esta  evidenciando nuestros jóvenes en los diferentes espacios en los que se desenvuelven y a través de una ordenanza nuevamente se vuelven a incluir la educación cívica en el curriculum

Para implementarla en nuestras aulas se elaboraron sendos programas para la educación básica y media esto representaba un desafío porque en el país se necesitaba rescatar la educación cívica del marasmo en que ser encontraba.

En la implementación del programa hubo desde mi punto de vista varias debilidades entre las que se puede señalar
No se formó a los docentes sobre la metodología de la enseñanza  de la educación cívica ya que no es lo mismo enseñar matemáticas que desarrollar competencias cívicas y ciudadanas.
Se utilizó la asignatura de educación cívica para completar quintos a profesores para tener tiempo completo sin importar el desempeño de estos en las aulas.
Los textos la mayoría eran importados que no respondían a la realidad social dominicana.
Los contenidos trabajados y contemplados eran en su mayoría  conceptuales, e iban en detrimento de los contenidos actitudinales y de procedimientos entre otras debilidades.

Hoy nuevamente se pretende sacar  del curriculum dominicano la Educación Cívica y ponerla nuevamente como eje transversal si formar a los maestros en la manera de de desarrollar el proceso de enseñanza aprendizaje potenciando la educación y formación ciudadana desde la transversalidad de sus asignaturas.

Frente a los resultados de las ultimas encuestas en materia de formación ciudadana en el país  nos alarmamos, pero esos resultados son los frutos de lo que en el sistema educativo dominicano se ha sembrado a través del tiempo en materia de educación ciudadana y formación cívica.

La educación cívica en el curriculum dominicano siempre ha sido La Cenicienta lo que ha provocado la situación actual por la que atraviesa el país en materia de ciudadanía social responsable,  para darnos cuenta de esto solo basta observar el comportamiento de nuestros ciudadanos en el día a día, y cada cuatro años en periodo de elecciones que venden su conciencia y su voto por cien pesos y un pote de ron.

No estamos formando un ciudadanos con las competencias cívicas que requiere el siglo XXI, nuestros programas no responden a esa necesidad, nuestros maestros metodológicamente no están formado para propiciar a través del proceso aprendizaje enseñanza el desarrollo de las competencias ciudadanas que deben ejercitar el ciudadano del siglo XXI y los encargados de planificar y ejecutar las políticas en ese sentido andan emulando y trasplantando experiencias de otras realidades a la nuestra.

La educación ciudadana es la que permite fortalecer la democracia a través de la formación del ciudadano en función de su participación en la vida política de la comunidad.

La implementación de los programa de Educación Cívica de la forma como se hace en el país  no contribuye a formar ciudadanos responsables y participativos como uno de los propósitos estratégicos  de las políticas educativas en materia de formación ciudadanas  a nivel internacional.

Nuestra preocupación debe estar orientada en materia de formación ciudadana debe estar enfocada a categorizar la enseñanza de la Educación Cívica y la Formación Ciudadana en el país para fomentar una educación para la paz, la convivencia y el desarrollo.

Si nos enfocamos en esa dirección se propiciara un ejercicio pleno de la ciudadanía que conlleve a fortalecer la democracia y a crear un estado de bienestar donde todos los ciudadanos tengan garantizados sus derechos y disfruten de manera plenas de garantías que ellos mismos han gestionado con su participación en los procesos cívicos de la comunidad.

En la actualidad los valores, practicas y expectativas que se asocian a la condición de ciudadanía son individualistas y disociados de los procesos sociales ya que los ciudadanos no se empoderan , ni se involucran en los procesos sociales que promueva n el cambio social a partir  del ejercicio  una  ética y de la moral ciudadana en sus actuaciones  en la comunidad.

En República Dominicana se observa  el involucramiento de una gran masa de ciudadanos en actividades político partidista cada cuatro años, en  actividades proselitista, no siendo igual para resolver problemas de la comunidad. De esta apreciación se derivan los retos educativos que en materia de formación ciudadana   plantea la sociedad global.

Los dominicanos estamos abocados a analizar los datos de esas encuestas y a establecer la planificación estratégica y operativa para enfrentar nuestras carencias en materia de formación y competencias ciudadanas.

Una  Educación Ciudadana que implique  un compromiso de todos los sectores educativos y sociales, ya que la educación no se debe reducir a adquirir solo  conocimientos, sino también competencias ciudadanas que posibiliten una convivencia armoniosa en la comunidad y que no se circunscriba a una asignatura que atraviese el curriculum de forma  transversal.

Todo ciudadano necesita  formación ciudadana para el ejercicio pleno de los derechos de ciudadanía que permitan el fortalecimiento de una cultura cívica democrática, el espacio ideal para estos aprendizajes es la escuela y el mediador el curriculum educativo.