El Capítulo 5 del Documento de la UNESCO 1996 que venimos comentando lleva por título: “La educación a lo largo de la vida”.
No pensemos de inmediato que se trata simplemente de la tradicional expresión: educación permanente. En el proceso de descripción del contenido de este tema, el lector percibirá los nuevos elementos que justifican este cambio de enfoque y su nueva significación.
“La educación ocupa un lugar cada vez mayor en la vida de los individuos a medida que aumenta su función en la dinámica de las sociedades modernas. Nadie puede hoy esperar que el acervo inicial de conocimiento , constituido en la juventud, le baste para toda la vida”.
A continuación, el Informe justifica su afirmación:
Por estas razones, el Informe afirma que “el período de aprendizaje cubre toda la vida, y cada tipo de conocimiento invade el ámbito de los demás y los enriquece”.
Este tipo de educación “debe dar a cada individuo la capacidad de dirigir su destino en un mundo en que la aceleración del cambio, acompañada del fenómeno de la globalización, tienden a modificar la relación de hombres y mujeres en el espacio y el tiempo”.
Por eso “la educación básica, cuando logra sus propósitos, suscita el deseo de seguir aprendiendo”.
Por otro lado “se percibe actualmente un aumento en la demanda de educación de adultos, vinculado intrínsecamente con la de igualdad de oportunidades. En contraste, aparece el riesgo de que acentúe también la desigualdad en núcleos con pocos recursos e iniciativas educativas que les canalicen su deseo de seguir enriqueciendo sus conocimientos y así mantenerse al día con el progreso de la humanidad”.
“El analfabetismo en los países en desarrollo, así como los límites de la educación permanente, constituyen los principales obstáculos al establecimiento de verdaderas sociedades educativas”.
Esta última y novedosa expresión: “sociedades educativas” es uno más de los términos que el Informe ha creado o divulgado para definir, de manera sintética, lo que quiere dar a entender. Como éstas, muchas otras expresiones novedosas han aparecido y seguirán apareciendo en este Informe. Ellas nos indican hacia donde apuntan las grandes tendencias educativas del mundo de hoy. Es importante que los educadores las integren a su visión educativa y por ende a su vocabulario, pero – sobre todo – las lleven hasta sus últimas consecuencias en su percepción y en consecuencia, su praxis educativa. No basta con emplear palabras novedosas: hay que ser coherentes con lo que ellas implican y demandan.
El Informe explica ahora lo que entiende por el término “educación a lo largo de la vida”.
“Debe ser un proceso de apropiación y creación personal, debe combinar el conocimiento formal y no formal, el desarrollo de aptitudes innatas y la adquisición de nuevas competencias. Conlleva esfuerzos, pero también la alegría del descubrimiento; es la más compleja de las relaciones sociales, pues abarca a la vez los ámbitos cultural, laboral y cívico”.
Añadamos, para mayor comprensión del término, que todo ello debe ir sustentado en un fundamento ético, y acompañado de la opción por los mejores valores de vida del sujeto, tanto como persona como miembro de la humanidad .
Ante este nuevo panorama de la importancia de la “educación-vida”, el Informe entiende que “la pertinencia de los sistemas de educación establecidos a lo largo del tiempo y su capacidad de adaptación están en tela de juicio”. Es una sana advertencia para los que quisieran quedarse encerrados – o atrapados – en las cuatro paredes de sus edificios escolares… Lo que indica el Informe hay que tomarlo muy en serio.
“Pese al desarrollo espectacular de la escolaridad, estos sistemas parecen intrísecamente poco flexibles y se encuentran a merced del más mínimo error de previsión, sobre todo en lo que respecta a prepararse para integrar los conocimientos técnicos necesarios en el futuro”.
El desafío, pues, consiste en asumir esta nueva visión, que el mismo Informe llama también “educación pluridimensional”, otra novedosa expresión. Y se cuestiona:
“Puesto que el entorno natural y humano del individuo tiende a ser mundial, cabe preguntarse cómo convertirlo en un espacio de educación y acción, cómo impartir una formación que combine lo universal y lo singular, a fin de que todos reciban los beneficios de la diversidad del patrimonio cultural del mundo y las características específicas de su propia historia”.
Dada su extraordinaria importancia, transcribimos a continuación en su totalidad el párrafo que el Informe dedica a esta parte final de su exposición:
“La familia es el primer lugar donde se produce la educación y, como tal, establece el enlace entre los aspectos afectivo y cognoscitivo, y asegura la transmisión de los valores y las normas. Su relación con el sistema educativo se percibe a veces como antagónica, en algunos países en desarrollo, los conocimientos que transmite la escuela pueden oponerse a los valores tradicionales de la familia; del mismo modo, las familias con medios modestos perciben muchas veces a la institución escolar como un mundo extraño, cuyos códigos y usos no comprenden. Por consiguiente, resulta indispensable que haya un diálogo auténtico entre los padres y los profesores, pues para el desarrollo armonioso de los niños es necesario que la educación escolar y la educación familiar se complementen”.
Luego de esta impactante advertencia, el Informe continúa descubriéndonos nuevos aspectos del tema de este Capítulo. Nos dice que:
“El mundo laboral es, también, un importante espacio educativo. Por ser, en primer lugar, el ámbito en el que se adquiere un conjunto de conocimientos técnicos, en la mayor parte de las sociedades es necesario velar porque se reconozca mejor el valor formador del trabajo, en particular dentro del sistema educativo”.
El Informe presenta otros espacios educativos:
“La finalidad es inculcar a los futuros adultos el sentido de la emoción estética, y el deseo de un contacto permanente con las diversas creaciones de la mente humana”.
Luego de señalar cierta tensión y crítica mutua, y hasta antagonismo entre la educación y los medios de comunicación, el Informe aclara:
“Con la independencia que se tenga sobre la calidad de las producciones en los medios de comunicación, estos forman parte de nuestro espacio cultural, en el sentido amplio del término. Al sistema educativo le conviene utilizarlos para sus propios fines, elaborando programas educativos destinados a ser difundidos por radio o televisión”.
El Informe aconseja también “buscar las sinergias posibles entre el saber teórico y el práctico, o entre el “saber ser” y el “saber convivir” y, por consiguiente, el carácter complementario de las modalidades y espacios de educación correspondientes.”
Finalmente, este Capítulo 5 del importante Documento de la UNESCO 1996 concluye con un deseo:
“Que todos asuman una responsabilidad en la educación, la cual incumbe al conjunto de los ciudadanos, que serán agentes, y no simples consumidores pasivos de las enseñanzas impartidas por las Instituciones. A este proceso deben contribuir todos los momentos de la vida, y todos los ámbitos de las actividades humanas. La educación, sin límites temporales ni espaciales, se convierte en una dimensión de la vida misma”.
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