Una Educacion Mejor Para Una Mejor Sociedad (Tercera Parte)

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“No solamente aprendemos a lo largo de la vida, también a lo “ancho” de ella, en la vida misma, en todos los espacios, siendo la escuela apenas uno de ellos”.
Existe una gran diversidad de agentes y espacios educativos, donde estos agentes intercambian constantemente sus roles. Esto significa que cada persona es a la vez sujeto y agente de educación: aprende y enseña.
Por ejemplo, una buena educación en el hogar, ayuda a la escuela en la promoción de conductas deseables. De ahí la importancia de coordinar políticas educativas que incluyan familia-escuela, al igual que escuela-sociedad local y nacional.
Y al igual que el ejemplo empleado para la primera etapa de la vida familiar y escolar, hay que extender este principio de inter-educabilidad a los demás espacios humanos y educativos por los que transitará  cada persona a lo largo de su vida, incluyendo necesariamente los espacios del mundo del trabajo, de la informática, de las funciones en organizaciones públicas y privadas, etc.

De esta forma se estará cumpliendo con el objetivo ya señalado desde 1996 en el Informe de la UNESCO, sobre las políticas educativas para el siglo XXI.
La democratización y la equidad en el acceso a los medios de información y al conocimiento.
Hoy se afirma que el Internet (la informática eléctrica) es el 5º Poder del Estado, supuesto que la Prensa siga siendo el 4º.
“En esta llamada sociedad del conocimiento, más que nunca antes, se justifica hablar de un continuo educativo que promueva el aprendizaje a lo largo y ancho de la vida para todas las personas. Esto implica el desarrollo de políticas de Estado que promuevan la difusión y la equidad en el acceso a los medios de información, y por lo mismo, al conocimiento”.
Esto debería ser una clara y definida política educativa de los gobiernos de la región de América Latina, lo que implicaría facilitar a las Instituciones educativas el acceso al uso del Internet, ordenadores, y tecnología de base en el los centros educativos que promueva, lo cual supone posibilidad de facilitar la alfabetización digital del mayor número posible de ciudadanos, especialmente los adultos, para que puedan seguir educándose con los recursos de la tecnología moderna de difusión del conocimiento.
La meta es la llamada “sociedad de la información global”: que todos los ciudadanos tengan la posibilidad y la capacidad de utilizar esos medios, y posean los recursos necesarios para adquirirlos.
La autora que comentamos concluye este párrafo con una austera afirmación:
“Conviene recordar que sin una democratización del conocimiento, no podrá darse un desarrollo sostenibles y equitativo en América Latina”.

La articulación de los sistemas educativos nacionales con otros sistemas y procesos sociales.
Entendemos por “sistemas y procesos sociales” el conjunto de instituciones, políticas y prácticas que alimentan y orientan tanto el rumbo como los efectos de los modelos y procesos de desarrollo de los países. Esto es indispensable porque es difícil pensar que por sí solo, un sistema educativo puede cumplir con los objetivos que se implican en el desarrollo integral de un grupo humano, constituido en un cuerpo social.
Esto parece ser una debilidad de los sistemas educativos latinoamericanos: “Lucen desarticulados de las sociedades; poco miran la vida a su alrededor, y poco trabajan lo que pasa en sus comunidades”.
Un ejemplo clásico es la falta de conexión entre los medios de comunicación y la escuela: “Los medios de comunicación siguen su propia agenda que, con demasiada frecuencia
compiten con la escuela deseducando, al tiempo que la propia escuela los ignora, no los involucra en la tarea educadora ni forma al educando para hacer uso dialógico y crítico de ellos”.
Es una lástima comprobar que “en América Latina los modelos de desarrollo no han contribuido de modo significativo a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos por igual”.
Es evidente que “si una sociedad tiene claro qué tipo de desarrollo desea para sí, entonces podrá articular políticas educativas que contribuyan a proponerlo”.

La participación de los agentes sociales y políticos en la gestión e implementación de las políticas educativas.
La autora comienza reafirmando las grandes necesidades educativas de América Latina, pero al  mismo tiempo opina que “nuestros Ministerios de Educación requieren de un liderazgo con conciencia social y voluntad política para superar la visión partidista, el centralismo y el autoritarismo en la formulación e implementación de políticas educativas. Otros agentes educativos, políticos y sociales, deben ser convocados a la tarea”.
Realmente es impactante este planteamiento porque responde a una dolorosa vivencia de comprobación diaria…
De la misma manera, la autora hace referencia a un hecho esperanzador: la emergencia de la sociedad organizada y unificada para reclamar a los Gobiernos el que promuevan una educación de calidad y al alcance de todos.
Mientras un sistema educativo no se defina en función de una educación de calidad para todos, no podrá cumplir con los requerimientos mínimos que exige el momento actual que vive la humanidad en materia de educación: la inclusión generalizada, oportunidades educativas para todas las etapas de la vida, la capacitación de un profesorado apto para asumir el acto educativo en cada una de sus etapas, etc….
Sobre esta temática la autora es severa y tajante:
“Lamentablemente, pareciera que los funcionarios gubernamentales tienen fuerte tendencia a controlar tareas que son responsabilidad de toda la sociedad…”.
Ni la educación se puede dejar a intereses y criterios de mercado, ni los gobiernos pueden pretender acaparar para sí, desde los partidos políticos dominantes, la planificación y prestación de servicios, ni mucho menos la programación de la educación desde directrices políticas o ideológicas”.
Esta cita merece ser profundizada muy seriamente, por todos los interesados en superar la crisis crónica de la educación en muchos países de nuestra América Latina.