La Familia y su Evolución en las Distintas Etapas de la Vida

Escrito por Lidia Núñez en Reflexiones para Padres

La familia no es una entidad estática sino que está en un cambio continuo igual que sus contextos sociales. Es el grupo celular de la sociedad, ha compartido siempre las mismas funciones, entre ellas la crianza de los hijos, la supervivencia y la unión de los miembros de ésta. Cada etapa supone el resolver distintos conflictos y suplir las necesidades de sus miembros.

Cuando los hijos ya adultos, se separan de sus padres aparece la búsqueda de una pareja, por necesidad de cercanía y compañía, y una búsqueda de fusión con una persona externa a la familia.

El forma pareja supone renunciar a los beneficios y facilidades que proporcionan las etapas anteriores de pretendiente e hijo (a), y tener la disponibilidad física y emocional para seguir aventurándose en el quehacer del vivir y de formar una nueva familia.

La llegada de los hijos comprende las experiencias que rodean el embarazo, el parto, el crecimiento y el desarrollo del bebé hasta el comienzo de la escolaridad. La relación entre dos, se convierte, al nacer el primer hijo, en una relación triangular que permite a la pareja asumir la parentalidad (padre y madre respectivamente).

Desde el nacimiento del hijo los padres entregan su primer aporte de socialización, el cual se complemente en la institución escolar donde el niño recibirá instrucción académica y el apoyo a los padres en su tarea de formación. En esa etapa también los niños comienzan a diferencirse y desprenderse de sus padres cuando dan sus primeros pasos y empiezan a explorar el ambiente que los rodea.

El desprendimiento va siendo cada vez diferente a medida que el niño va creciendo, primero lo hace buscando un alejamiento físico y luego planteándose otros ideales, gustos y formas de vida, es aquí donde inicia la adolescencia.

El adolescente está construyendo su identidad desde su autoconocimiento, su opción profesional, su definición sexual, su interacción con los pares (amigos/as) de su misma edad y cuestiona su relación con los padres y otros adultos que han representado la autoridad mediatizada en las normas.

Durante esta etapa la familia vive momentos de alta tensión en la medida en que direcciones esfuerzos hacia la estabilidad sin reconocer el momento de máxima inestabilidad por la que atraviesa el hijo adolescente, ya que es una etapa de transición entre ser niño /a y un joven adulto.

La salida de los hijos del hogar familiar se caracteriza porque los hijos  son jóvenes adultos dispuestos a independizarse de la familia como parte de un proceso natural del que se pueden derivar o no, decisiones de conformar nuevas familias, irse a estudiar al extranjero o vivir independiente de sus padres.

Es también la etapa del ciclo vital que anuncia a la pareja una oportunidad para el reencuentro cuando ya no estén los hijos, lo que estará conectado con la historia que haya vivido la pareja y la interacción que sostuvieron como cónyuges a pesar de las demandas de la crianza de los hijos. En la jubilación y la vejez, la familia se reduce generalmente a la pareja, en pleno retiro laboral, una pareja envejeciente y envejecida, con los hijos independientes. La tensión se presenta en el cambio de roles pues los padres ya no son la autoridad ni los proveedores, viéndose en la necesidad de sobrepasar los achaques de la edad con el apoyo de la pareja. En esta etapa también se pierde la pareja, y habrán de afrontar su pérdida con apoyo de los hijos u otras personas significativas en su vida.

Cuando la mirada se detiene en lo que hay es posible encontrar un “nido lleno” al regresar los hijos y las hijas con nueras, yernos y nietos en un encuentro intergeneracional en el que los abuelos son acogidos solidaria y afectuosamente por los hijos.

En general, cada una de las etapas del ciclo vital familiar cumple con una tarea, que puede ser una prueba difícil para quienes la enfrentan, un conflicto puede derrumbar a una familia, pero también puede emerger de la crisis fortalecida y con mayores recursos.

Los procesos que van a ayudar a la familia a enfrentar más efectivamente los conflictos y permitirle salir fortalecidos de ellos, pueden provenir desde el interior o el exterior de la familia. Estos aspectos están relacionados con habilidades y actitudes personales, apoyo en la familia y en el contexto social.

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