Ser honestos significa decir lo que pensamos o sabemos, midiendo las consecuencias, del modo y en el momento oportuno, sin alterar la verdad. Es uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad del niño al ser la base de las relaciones personales.
Las primeras mentiras de los niños son como juegos. En esta época los límites entre lo real y lo imaginario no están muy definidos. Sin embargo, a veces las dicen para no admitir su culpa en una situación. El niño tiene que aprender que las mentiras no solucionarán sus problemas y que sus actos tienen consecuencias.
¿Qué podemos hacer para conseguir que nuestros hijos sean honestos?
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