¿Por Qué Se Nos Hace Difícil Decirle No A Nuestros Hijos?

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El momento histórico de la post modernidad, en que nos ha tocado vivir como padres, ha movido fundamentos y conceptos que sustentaban a  generaciones en la crianza de sus hijos.
La democracia se ha confundido con la permisividad, y por no querer asumir un modelo autocrático, hemos querido estar muy cerca de nuestros hijos y en nuestra confusión les hemos cedido nuestro liderazgo en nuestros hogares.
Los hijos nos necesitan como guías, no como amigos, sin nosotros se pierden, y se pierde la jerarquía del hogar.

La confusión ha llegado hasta el punto en que se piensa que poner límites traumatiza, que impedirles el placer les hace daño, y que todo está bien. No hemos sido tolerantes con las diferentes creencias, pero sí con lo que esté mal hecho. De ahí la confusión de nuestra sociedad , que vive con impunidad ante lo mal hecho.
Este mal no es de unos poco, es de mucho, la sociedad esta confundida y nos confunde, porque la sociedad somos un grupo de personas ciudadanos y padres confundidos, aunque con la mejor de las intenciones.
Estamos tan cansados, por el esquema de vida que llevamos que aplacamos el malestar por nuestras ausencias con ceder a la presión que todos los hijos hacen para probar los límites y empujarlos hasta donde les convenga. Esto evita que crezcan sanos, que se formen con valores y que tengan la posibilidad de luchar por lo que quieren, pues obtienen lo que desean de manera fácil.
Tomar conciencia de dónde estamos, y del lugar que ocupamos, y que lo que se espera de nosotros será siempre universal independientemente de que los sistemas cambien, nos ayudará a retornar el liderazgo de nuestros hogares. Un padre guía, educa, forma en valores, pone límites, negocia lo que es negociable con los hijos adolescentes y enseña con el ejemplo.
La democracia nos ha dejado la posibilidad del diálogo, de la comprensión de los sentimientos, pero jamás cuestiona la posibilidad de que los padres pongan límites, y apliquen consecuencias, que es lo que educa, cuando se comete un error.