La forma en la que enseñamos y aprendemos en esta década ha cambiado de forma dinámica. No es común hoy en día ver a los maestros dando dictados, cátedras puramente repetitivas y clases unilaterales donde solo el maestro tiene el protagonismo y la razón absoluta. Hoy el estudiante es el foco principal en el aula, la construcción de su aprendizaje debe ser autónomo y auténticamente propio. En tanto que el maestro debe fungir, en un plano ideal, como un guía para arrojar luz en ese proceso de construcción así como también deberá velar porque los aprendizajes sean significativos.
Al empezar una clase, celebro una especie de ritual y consiste en verificar cuales son los conocimientos previos existentes sobre lo que voy a impartir ese día. Haciendo preguntas que promuevan un debate y una lluvia de ideas sobre el tema en cuestión. A partir de estos conocimientos e ideas procedemos a ubicar nuestro tema en el contexto histórico y socio cultural.
En mi caso, que imparto la materia de Inglés, la literatura nos brinda la oportunidad de indagar y explorar en su contexto histórico, las características sociales que son propias de ese momento y los aspectos importantes en el plano cultural. Para esto suelo utilizar mapas geográficos, diagramas y mapas conceptuales, datos curiosos sobre el lugar en cuestión y el tiempo en que se desarrolla la historia. Esto permite al estudiante visualizarse en dicho lugar e identificarse mejor con el texto.
Me gusta promover situaciones de aprendizaje donde el estudiante debe resolver un problema o donde debe desarrollar un pensamiento divergente, incentivando al mismo a la búsqueda de distintas alternativas o posibilidades creativas para un problema. Estos “Estudios de Casos” o “situaciones cotidianas” como suelo llamarle, permiten que el estudiante pueda pensar afuera de la caja y ejercitar a la misma su pensamiento crítico. Esto provoca además que el alumno pueda sentirse identificado con el tema, que pueda hacerlo suyo, hacerlo cotidiano y que el aprendizaje se quede.
Existen temas que me permiten incluir algún elemento artístico, como pueden ser imágenes alusivas al tema, algún video de una situación de actualidad que esté relacionada con el tema o bien alguna canción que ayude a ilustrar el tópico. Muchos de nuestros jóvenes son muy visuales y pueden apoderarse de los aprendizajes cuando se despierta en ellos la parte visual.
Creo fielmente en que el aula debe visualizarse como un espacio de confianza entre los estudiantes y el maestro. Es importante que los alumnos se sientan cómodos e inspirados a compartir sus ideas, formas de pensar y que el aprendizaje fluya como una interacción natural. Es esta la belleza de la enseñanza, que se cimiente sobre una dinámica en donde el maestro nunca termina de aprender y donde el conocimiento de los aprendices se edifica todos los días.
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