La madre da la vida, y con su amor incondicional ayuda a preservarla. Con el apoyo de un compañero puede entregarse para dedicarse a la hermosa labor de formar y educar a sus hijos. Sin ese apoyo será más difícil lograrlo, por las múltiples ocupaciones que le ocuparan su tiempo, tomando en cuenta lo que se requiere invertir cada día con los hijos, para que puedan desarrollarse plenamente, como seres holísticos, que necesitan no solo alimentar el cuerpo y cuidarlo, sino también alimentar el alma, la mente, el desarrollo de la expresión de sentimientos y emociones, y también desarrollar la trascendencia a través del espíritu. Para eso se necesita tiempo, no solo tiempo de calidad.
La madre ayuda a generar en los hijos con sus cuidados y dedicación, el apego seguro, que le servirá de soporte en su vida para desarrollar vínculos de intimidad con la familia, amigos y en su vida adulta con la pareja. Ayudara a que este ser humano pueda tener autoestima, porque fue amado y cuidado incondicionalmente, podrá comunicar lo que piensa y siente como un ser autentico, por haber sido escuchado, entendido, validado en sus sentimientos mas profundos, aunque la madre no estuviera de acuerdo, aprenderá a vivir en sociedad, porque la madre con el apoyo del padre marcará los limites para conocer lo que es aceptado socialmente y lo que no lo es, ayudando a desarrollar la empatía y la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Como aprendió a hacerlo con su madre, sabrá dar afecto y a desarrollar las habilidades básicas de comunicación, para atender, mirar, sonreír, y estar disponible como lo hizo su madre con él en la más tierna infancia.
El útero materno, que después del nacimiento lo conforma la madre con sus cuidados y con su amor, terminará de formar a este ser humano que nace tan inmaduro e indefenso.
De ahí la importancia del cuidado de la madre en los primeros años de la vida. Las sociedades que valoran la importancia de la madre como formadora de seres humanos sanos y funcionales, permiten que se queden los primeros seis meses de la vida de sus hijos antes de volver a la vida laboral.
Dependiendo de cómo este constituida la familia, esa labor se hará mas fácil o pedirá más entrega y renuncia de la madre.
Familia Reconstituida. Esta es una familia donde ambos padres o uno de ellos tenían un matrimonio previo e hijos de otros matrimonios, pudiendo además tener hijos de la actual relación. En ese momento la madre necesita crear un sistema de jerarquía y respeto a la autoridad con su nuevo conyugue, y a la vez hacerle ver a sus hijos que su lealtad y amor incondicional hacia ellos, siempre será su prioridad. Estos dos mensajes necesitan estar claros, pues el respeto al derecho ajeno es la paz, ayudando así a fluir el amor.
Familia Monoparental
Toda la carga de la crianza esta sobre los hombros de uno de los dos conyugues. En el caso de la madre que estará sobrecargada de funciones y de llevar la carga del hogar, necesitara la ayuda de todos los hijos, para que entre todos funcionen como un equipo, tener tiempo para divertirse y compartir el afecto, para que no toda la interacción sean mandatos y responsabilidades. Pues sabemos que generar un clima afectivo, ayuda a desarrollar la confianza y la comunicación.
Familia Nuclear
Ambos cónyuges se apoyan en la crianza, las responsabilidades están compartidas, y si hay una buena relación de pareja, tendrán donde disipar las tensiones y el estrés de la vida diaria, para seguir siendo formadores de seres humanos que puedan convivir con los demás. Balancear entre los dos el manejo de la autoridad y la disciplina y el afecto, ayudara a los hijos a que aprendan a vincularse con personas del mismo sexo y del sexo contrario.
Familia Extendida
En esta familia donde se incluyen los abuelos, o tíos, es importante generar espacios seguros donde tener la vida familiar de manera privada, pues si todos participan de la corrección de los niños, se podrían generar ruidos en la relación de padres, abuelos y nietos, por no saber cada uno, cual es su lugar.
Poder equilibrar la responsabilidades con el disfrute, y con la expresión de afecto ayuda a que se pueda disipar el estrés normal de la crianza, para poder seguir con esta bella labor de formar seres humanos saludables, como solo una madre que a la vez haya tenido su madre o una figura de apego, podría hacerlo.
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