Un filósofo de oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia:
Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea, pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada.
Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendiera su propia tea, y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó.
Uno de los discípulos preguntó al filósofo:
– ¿Qué nos enseña, maestro, este relato?
Y él contestó:
– Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer.
¡Arriesguémonos a compartir sin temor nuestra luz, nuestro tiempo, nuestros afectos y pertenencias!
Maria del Pilar
Ago 5, 2018
18:57 pm
Muy bonito mensaje. Gracias.
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