La Ética y La Felicidad
La aspiración fundamental del ser humano siempre ha sido la búsqueda de la felicidad y en base a eso toma sus decisiones. Hemos visto cómo especialmente en el mundo presente los proyectos de felicidad que la sociedad nos propone tienen resultados muy diferentes a los que queremos obtener; para muestra solo tenemos que observar la vida de los famosos, de los modelos de felicidad basados en la belleza, el placer, el tener y el poder. Estos indicadores nos dicen que estamos buscando la felicidad en lugares equivocados, ya que las bases son falsas y que los escenarios donde pudiéramos hallar las respuestas correctas, no están haciendo adecuadamente los roles que les corresponden.
El primer escenario, que es la familia se ha transformado en un espacio de convivencia, no de formación, como es su llamado. Este rol se ha ido desplazando al estado y a la escuela y ahora los padres se consideran cada vez más proveedores en vez formadores.
La escuela, el segundo escenario, está desarrollando prioritariamente en los alumnos habilidades para ser competitivos y para producir; por tanto muchas de las mejores mentes se están yendo al primer mundo, porque en nuestros países no se dan los espacios para alcanzar los propósitos para los que han sido formados. Esta situación está postergando indefinidamente las soluciones a los problemas de nuestros países latinoamericanos.
El tercer escenario es el estado, quien ha perdido su función social debido a la corrupción, la ineficiencia, etc., y se ha quedado en un mero autogestionarse o administrarse a si mismo, perdiendo de vista el modelo de ciudadano que quiere formar y con el agravante de que muchas de las personas que están trabajando en el área de educación, no son precisamente las personas mas competentes para desarrollar esas funciones de calificación de los procesos educativos.
Debido a esta realidad es que la sociedad de consumo, a través de la publicidad y los medios de comunicación social han venido a llenar los espacios que no están siendo aprovechados por los escenarios realmente encargados de enseñarnos a vivir, a cómo encontrar la felicidad y el sentido.
¿Cuáles son las equivocaciones que hacen que fallen nuestros esfuerzos de felicidad?
- Creer que la felicidad depende del poder, de que los demás me reconozcan (mi prestigio), de lo que yo haga por mi mismo, independientemente de la suerte de los demás. Esto es falso, ya que la felicidad no es un fin en sí mismo, es una consecuencia de lo que yo hago al otro, el poder es para servir. La clave de mi felicidad no es individual. Siempre depende de la felicidad del otro. Lo que construimos de felicidad para el otro lo estamos construyendo para nosotros mismos.
- Identificar la felicidad como sinónimo de la sensación gratificante (el placer). La confusión está cuando damos un valor de permanente a lo que por una naturaleza es
limitado, en otras palabras, el placer es limitado en el tiempo, depende de los sentidos. Por ejemplo, quien busca la felicidad de eventos gratos como comprar, tomar alcohol, tener sexo, etc., siempre estará insatisfecho porque quien quiere volver permanente la sensación gratificante de cada uno de esos ejemplos que hemos dado, necesitará aumentar cada vez más la cantidad de esos placeres momentáneos con la absurda idea de que mientras más lo aumente obtendrá a cambio más felicidad. Es así como personas caen en las adicciones y los vicios.
- Confundir la “libertad de“, con la “libertad para“. La “libertad de“, es aquella que nos dieron los padres de la patria (que no haya dictador, que no haya opresor, alguien encima de nosotros esclavizándonos), sino que tengamos el escenario adecuado, que tengamos alimentación vivienda, servicios de salud, etc. Entonces, con esta libertad somos libres de las enfermedades, de la desnutrición, del hambre. Con la sola “libertad de“, no nos vamos a sentir felices porque depende de los elementos contextuales. La “libertad para“, consiste en que cada ser humano tiene una serie de talentos, de potenciales que tenemos que poner a funcionar. La satisfacción solo llega en la medida en que ponemos a funcionar eso talentos, se refiere al esfuerzo personal en lograr las metas que cada uno va diseñando en su propia historia
En caso de los adultos (padres, maestros, figuras significativas) la equivocación esta cuando damos a los jóvenes todas las soluciones básicas y de comodidad “libertad de” y dejamos de trabajar la “libertad para”, que es con la cual se siente motor de su propia realización. Un ejemplo de esto lo vemos cuando nos preguntamos por qué los jóvenes que lo tienen todo no valoran su calidad de vida, y se sienten igualmente insatisfechos. Justamente ahí está la respuesta porque lo tienen todo y no tienen que luchar por nada. Es hora de aplicar el proverbio chino que habla de no dar los peces, sino de enseñar a pescar y dejar que los hijos desarrollen sus propios proyectos de felicidad sin evitarles dolores y contratiempos ni endorsarles nuestros proyectos frustrados que no les pertenecen ni tienen por qué asumirlo.
- Pretender que el tener (dinero, posesiones, propiedades, etc.), constituye la felicidad. Está demostrado antropológicamente que el ser humano no posee nada, todo es prestado, no poseemos ni la células de nuestro cuerpo pues ellas cambian cada cierto tiempo. Tampoco nos puede dar felicidad las cosas materiales, sino pensemos en que tan pronto hemos conseguido un bien que querríamos y nos damos cuenta que no nos hace felices, ya estamos pensando como obtener otro, o el mismo pero un modelo más reciente.
- Desperdiciar los tesoros que todos tenemos. Hay cosas que tenemos y tristemente no las valoramos hasta que las perdemos. Quien tiene una vida fracturada valora después lo que tubo antes. El tesoro más grande que tenemos es el tiempo y es el que mas desperdiciamos.
Ante esta realidad ¿Qué podemos hacer?
- Reconfigurar los espacios o escenarios para que los jóvenes tengan una experiencia más plena.
- Transmitir valores. La historia de la comunidad nos ha mostrado que hay cuatro métodos de hacerlo.
- El método Socrático o intelectualismo ético: El planteamiento de este método es que hacemos el mal por ignorancia. Si esto fuera totalmente cierto la solución sería decirle a la gente lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo si revisamos las profesiones (por ilustrar con dos ejemplos) vemos que los abogados que se supone saben las reglas no deberían violarlas y sin embargo no es así. Los médicos son los que más saben de la salud porque han estudiado para ello, sin embargo muchos hacen lo contrario de lo que recomiendan a los pacientes la conclusión sobre este método es que, aunque saber es importante , el solo saber sirve, pero no es suficiente.
- El segundo método sería el Sentimiento moral: Consiste en tres procedimiento para hacer la gente actúe.
- El primero es: Ayudar al individuo al reflexionar sobre su propia experiencia, es decir darse cuenta de los resultados que ha cosechado con sus acciones cuando ha actuado según tales o cuales valores. En este caso cada uno es maestro de su propia experiencia y el formador es sólo un propiciador de toma de conciencia.
- El segundo punto es ver la experiencia de los demás y los que esas personas han cosechado viviendo ciertos valores, especialmente los resultados de los que han apoyado a la belleza, al placer, al prestigio, al poder.
- Un tercer procedimiento sería inducir experiencias a las personas, es decir ponerlos en contacto con la realidad, que comparen qué se siente cuando uno se esfuerza por otro y cuando no lo hace, y comparar en el día a día qué se siente cuando uno se porta bien y cuando uno se porta mal, hacer la experiencia y luego compartir los sentimientos.
- Incorporar elementos de la religión. El catolicismo tiene una historia sagrada, la familia también debe tener la suya y en la medida en que cuentan su historia va apareciendo los valores que forman esa historia. El catolicismo tiene personajes (santos, apóstoles, ángeles, profetas) en esas perspectiva las instituciones y la familia deben identificar personajes, modelos, para mostrarlos y reflexionar sobre sus vidas y el efecto de lo que han hecho. También tiene signos, símbolos, se deben insertar para ser un elemento motivador de los valores. Tomar en cuenta los ritos, las celebraciones; la familia tiene los suyos y no se debe postergar. Dentro de este método se pretende fortalecer los lazos entre las generaciones, vincular a los jóvenes con sus familias, mover a la cohesión y al conocimiento de los valores a través de contar las historias familiares y de no dejar pasar ningún evento sin celebrarlo.
- Estímulo y castigo. Es muy importante que hayan reglas claras en la familia porque las normas son una postcivilización de la moral. El grave problema de la juventud es que se ha llegado a creer que portarse bien o mal es lo mismo porque no ve consecuencias, de cualquier modo consiguen lo que quieren lo que es muy nocivo para la educación en valores. El cumplimiento de las normas debe generar estímulo, reconocimiento, aplauso, apoyo mientras que su desconocimiento tiene que generar castigo, censura, porque sino la venalidad de las leyes genera permisividad.
Finalmente, a pesar de que estos métodos ayudan, lo que es fundamental e irremplazable es el vivir la felicidad con el ejemplo, ponerles a los hijos la experiencia al frente a través
de nuestras propias vidas para que ellos crean que es posible.
*Resumen de charla impartida por el Dr. Juan Camilo Salas Cardona, en la Comunidad Educativa Lux Mundi.
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