¿Cómo nos Relacionamos con Nuestros Alumnos?

Escrito por Beatriz Peña en Los Educadores se Expresan

Los docentes debemos educar para llegar a desarrollar individuos mentalmente y emocionalmente sanos, capaces de hacer frente a la realidad y a las situaciones del diario vivir de una manera constructiva, y convertir a ésta en una experiencia útil.

Las relaciones de los ñiños y los jóvenes con sus padres, hermanos, maestros son fenómenos sociales, que pueden favorecer o perjudicar los procesos de enseñanza-aprendizaje. En la relación docente-alumno se pone de manifiesto el estilo del docente: sus valores, su filosofía educativa, su historia familiar,  sus luces, sus sombras, sus situaciones no resueltas, es decir su equipaje emocional.

Los docentes deben ser personas mentalmente sanas y con gran calidad humana para lograr en sus clases un clima acogedor, seguro, de paz,  cálido y afectuoso. Cuando nos referimos a esto, no debemos olvidar que los docentes contamos con nuestras propias historias personales, familiares, escolares y laborales. Y además cargamos con toda la responsabilidad y las demandas propias de la tarea docente.  A  pesar de todo esto, el maestro debe acercarse al niño, y  propiciarle confianza y seguridad. Esto  lo podemos lograr en nuestras aulas de clase a través de:

  • Utilizar el estímulo. El estímulo es el reconocimiento al esfuerzo, este ayuda a los niños  a evaluar su desempeño.  Se enfoca en las fortalezas de su labor, ayudándole a sentir confianza  y seguridad en sus propias habilidades.  Este puede ser oral o  escrito.
  • Darle confianza. Al reconocerle sus logros,  le mostramos confianza, y lograremos qu él aumente su confianza en sí mismo. Podemos utilizar expresiones como :
  1. “No es fácil pero estoy seguro(a) de que lo lograrás, conociéndote, sé que darás lo mejor de ti.”
  2. “Puedes lograrlo, tengo confianza en que terminarás de realizar este ejercicio”
  • Reconocerle su esfuerzo. Utilizando oraciones que señalen la conducta o el logro alcanzado de manera específica. Por ejemplo:
  1. Me alegra que te hayas ofrecido a colaborar en el Cómite de Limpieza
  2. ¡ Cuánto has progresado en el uso de las reglas de acentuación!
  3. Has mejorado en el uso de los signos de puntuación, etc.
  • Mostrarle respeto.  A través de expresiones como:
  1. Gracias, necesitaba tu ayuda y me la brindaste
  2. Tu colaboración  en este trabajo  me sirvió de mucho.

Tenemos la convicción que para que el docente promueva individuos mentalmente sanos y estables, él mismo debe hallarse en idénticas condiciones.

En conclusión, pensamos que para que exista un buen ambiente educativo  propicio para el aprendizaje se necesita  un docente  que se identifique con los valores humanos de verdad, amor, comprensión, respeto, tolerancia, confianza, empatía y  los viva cada día, transmitiendo con su sola presencia el afecto, la dulzura y la paciencia que el otro necesita y que su paz interior sirva para que los demás (es decir sus alumnos) puedan también vivir en paz.  Después de esto, la enseñanza y el aprendizaje llegan solos.

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Nov/10
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