El libro de Daniel (12, 1-3) nos enseña acerca de los “tiempos difíciles”. Daniel alentaba la lucha de los judíos fieles contra los abusos de Antíoco IV Epífanes, empeñado en imponer su idolatría. Daniel también nos alienta hoy en día para que no nos desanimemos ante la creciente violencia y la corrupción. En medio de estos “tiempos difíciles”, hemos de mantener nuestro esfuerzo por construir una sociedad justa, convencidos de que “los que enseñaron a muchos la justicia, brillarán como el fulgor del firmamento por toda la eternidad.”
En el evangelio de Marcos (13, 24-32), Jesús les avisa a sus discípulos que vivirán “una gran angustia”, hasta el sol se hará tinieblas.
¿Dónde podemos afincarnos para vivir estos tiempos difíciles? Cuando la gente se angustia, fácilmente recurre a la magia y las cábalas. Desde hace rato, los desesperados pobres de República Dominicana, recurren al juego. Cuente las bancas de apuestas. Cada una de ellas es una tumba de esperanzas y un tribunal que condena la dirección equivocada de nuestras grandes opciones como sociedad
En el evangelio, Jesús nos libra de gastar nuestras energías en cábalas sobre el futuro y el final de este mundo, que solo el Padre conoce.
Lo que sí podemos hacer es afincarnos en su enseñanza. Todo pasará, hasta el cielo y la tierra, pero las palabras de Jesús no pasarán.
Nuestra esperanza se fortalecerá mirando el verde de los brotes que anuncian una sociedad más justa y humana. Brota lo nuevo entre los que exigen: investigar a los corruptos, una ley de partidos, la explicación de cómo se llegó a nuestra situación fiscal y la transparencia en todas las administraciones.
La firmeza no vendrá de las falsas promesas, sino de afincarnos, en hombres y mujeres íntegros. Cuando los astros se tambaleen, ellos se mantendrán firmes.
Aunque el sol se oscurezca, los justos seguirán brillando.
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