La Enseñanza Problémica

Cada día al entrar al aula a enfrentar nuestra gran responsabilidad de facilitarles a los estudiantes su proceso de aprendizaje, nos situamos ante un dilema. Una vez seleccionados los contenidos a tratar surge la gran interrogante: ¿Cómo? ¿De qué manera interactuar con el alumnado y hacerlo  entretenido, interesante, que permita la vinculación con la práctica, que mantenga  en niveles altos su atención, contribuyendo a la formación de valores y la instrucción? Esta pregunta en nuestra labor es recurrente.

Nuestros estudiantes aprenden más y mejor en la medida en que interactúan entre si, con sus profesores, familiares y la sociedad en general.

(…) Las concepciones de aprendizaje comunicativo y dialógico, basadas en Habermas y Beck, están englobando y superando las aportaciones por concepciones anteriores como la del aprendizaje significativo y cooperativo. Simultáneamente la antigua concepción constructivista del aprendizaje está reorientándose en sentido dialógico, al superar su reduccionismo a los conceptos o conocimientos previos y dar mucha más importancia a la interacción

En el aula, que es nuestra zona de mayor influencia, debemos propiciar que la interacción, el diálogo sean más provechosos. Realizar charlas heurísticas, utilizar la enseñanza problémica.

Al decir de Martínez Llantada: “La enseñanza problémica, como sistema didáctico de avanzada, que propende al desarrollo de la creatividad en docentes y escolares, ha demostrado su eficacia en el logro de una formación adecuada en las esferas cognoscitiva, afectiva, motivacional y volitiva de la personalidad; pero, los principios, categorías y métodos de la enseñanza problémica son poco conocidos aún por muchos docentes”

Se trata de generar la curiosidad y el interés por aprender, pero para aprender en este caso es necesario el esfuerzo intelectual, haciendo que este conocimiento se haga significativo (es por eso que considero, muy particularmente, que no debemos utilizar en nuestra labor docente sólo un método de enseñanza, la combinación de varios me parece más acertada y provechosa).

Como ya expresamos anteriormente nos preguntamos constantemente la forma de enseñar de manera más eficiente, todos los grandes inventos científicos son el resultado de una pregunta problémica. Las  preguntas son de gran valor y es nuestro deber enseñar a los estudiantes a través de su uso, pero no de cualquier pregunta. Interrogantes que enfrenten al estudiante a lo desconocido, que obliguen al razonamiento lógico, a la conexión de los nuevos conocimientos con los conocimientos precedentes. Nuestra función debe estar encaminada a preguntar constantemente, preguntar correctamente, generar preguntas en los estudiantes, que las compartan entre ellos y que se les busque respuesta.

El uso de los medios audiovisuales puede contribuir en este sentido. Los estudiantes visualizan cualquier material de este tipo conociendo de antemano una o varias interrogantes que por su redacción contribuya a estimular el aprendizaje, el profesor modela a los estudiantes en la búsqueda conjunta de la respuesta al problema, facilitando el algoritmo de trabajo necesario para que en el futuro inmediato puedan ellos por su cuenta alcanzar la independencia creadora y la construcción se su propio conocimiento, esta actividades debe realizarse de manera conjunta, en pequeños equipos supervisados por el profesor con el consecuente reforzamiento en cada caso que lo precise (no olvidar que esa es la gasolina de nuestros estudiantes).

Este es sólo un ejemplo, posibilidades de aplicar la enseñanza problémica hay muchas. Cada día se nos exige más por parte de esa masa de jóvenes postmodernistas, no podemos defraudarlos. ¡Adelante!

*Ramón Flecha y Olga Serradell, “El desarrollo de la sociología de la educación. Principales enfoques o escuelas. Revisión crítica”, en Francisco Fernández Palomares (coord.), Sociología de la Educación, Pearson Educación, España, 2003, p.72.

Martínez Llantada Marta y Jorge L Hernández Mujica. (2004). La enseñanza problémica y el desarrollo de la creatividad. En: García Ramis, Lisardo J. La creatividad en la educación. Edit. Pueblo y educación. La habana. p. (93 – 138)

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