Mis estimadas y estimados jóvenes:
Les dirijo este mensaje luego de muchos años de docencia en el mundo de la educación que me han permitido encontrarme con miles de jóvenes como Uds. Estoy convencido de que la juventud, en cada generación, tiene un papel importante que realizar. Mi deseo es hacerlos conscientes de lo que valen y de lo que se espera de Uds., porque alguien ha dicho que:“Es vital que los jóvenes puedan sentir que un cambio es posible; porque cuando la juventud se enfría, el mundo entero comienza a temblar”.
Uds. han realizado muchas cosas importantes en sus vidas. Pero ahora tienen que enfrentarse a su mayor responsabilidad: VIVIR, es decir, extraerle a ese precioso don de la vida toda su riqueza, y orientarla – no tanto para su beneficio propio – como para beneficio de su generación y de la humanidad en general. Se trata de una MISION: darle sentido a sus vidas. ¿Han pensado en esto? ¿Se sienten preparados para asumir ese desafío ante Uds. mismos, ante su pueblo, ante la Historia? Para eso les escribo este mensaje: para que comprendan a tiempo y asuman con gallardía esa hermosa misión.
Alguien ha dicho que “para ser feliz, hace falta una sola cosa: ESTAR VIVO “POR DENTRO”. Esta impactante afirmación requiere aclaración. Nos dice que lo más valioso de Uds. reside dentro de cada uno, en su mundo interior.
Pero en la vida actual, todo conspira contra esa vida interior en los jóvenes: A Uds. les ha tocado vivir en una sociedad del ruido, de la publicidad escandalosa, de la algarabía permanente. Si a esto añadimos la mediática (TV, revistas de modas, tele-novelas que se nutren de vanidades) con sus inmensos recursos de fascinación y confusión de valores, sin ningún criterio moral y un único interés económico, tenemos un cuadro bien preocupante de lo que les ofrece el mundo de hoy. Porque esta publicidad abrumadora y persistente va dirigida sobre todo a Uds. los jóvenes, el grupo más frágil y más susceptible de aceptar todo lo que se les ofrezca, si no tienen suficiente formación moral para distinguir lo bueno de lo malo e inaceptdable.
Para hacerle frente a esa avalancha de falsas ofertas de felicidad, tienen que cultivar su vida interior. “La interioridad es la dimensión perdida en la conciencia del hombre y la mujer de hoy. De ahí, su permanente insatisfacción: buscan afuera de ellos y ellas lo que sólo conseguirán mirando hacia dentro, o sea, dentro de uno mismo”.
Intenta profundizar el mensaje de esta carta que me envió un alumno, joven como Uds. Es una voz de su generación:
“Tengo 14 años, y pido ayuda para encontrar un lugar en la vida, para prestar atención a lo que vivo Con excesiva frecuencia estoy como ausente de mí mismo, absorbido por la
sociedad, obsesionado por el éxito fácil, dispersado por mis obligaciones, sediento de poder y de placer…
Todo me distrae de lo esencial, aún cuando sé cuánto me conviene, endurecido por la costumbre. ¡Cómo estoy de cansado! Agobiado por esta vida que llevo, me siento cansado y estéril; estoy atrapado por mis preocupaciones y obligaciones.
Tan solo aspiro a detenerme, a recuperarme, la más simple calma, el gusto y el placer de la vida ordinaria. Y sólo hay una pregunta en mi mente: ¿TODO CAMBIARA?”
Joven lector o lectura de este dramático grito: Analiza los verbos que ha utilizado el autor de esta emocionante carta, y tendrás el perfil de una vida sin metas, de un joven perdido y a punto de ahogarse en el mar de confusiones de su propia existencia.
Les diré que se la leí a un grupo de alumnos de 4º año de Bachillerato, y uno de ellos se me acercó, y en un tono bajo y triste me dijo: “Esa carta la podía haber firmado yo”.
¡Qué triste debe ser rendirse de cansancio apenas se ha empezado a carminar en la vida!
Pregúntense lo que pudo faltar a tiempo en la vida del autor de la carta, qué errores pudo haber cometido, por qué cosas o por quiénes se dejó engañar… Y aprendan a tiempo la lección.
Por suerte, no nacimos como un cascarón vacío, que hay que llenar de cosas a toda prisa: buenas o malas. Los humanos tenemos un “sello de calidad”: fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, orientados hacia la belleza física y moral, hacia el amor y la felicidad, hacia la convivencia y la paz social. O sea, no estamos desarmados ante los peligros del camino de la vida. Ese es el “norte” que no pueden dejar de mirar, si quieren llegar hasta donde los guían sus mejores sueños.
Y ya tenemos preguntas fundamentales que cada uno y una de Uds. debe hacerse:
¿Qué voy a hacer con mi inteligencia, con mi voluntad, con el maravilloso don de la libertad, y el de amar y ser amado, amada?
“Hace 17 años llevo un nombre, no sé a quien pertenece, ni sé cómo averiguarlo”.
He aquí algunos consejos:
Carl Jung, filósofo, afirma que “la visión llega a ser clara, cuando uno puede mirarse al corazón. El que mira sólo hacia fuera, sueña. El que mira hacia adentro, despierta”.
Ya les aclaré que, felizmente, nacemos “orientados”. Pregúntenle con frecuencia a su corazón si lo que están pensando, deseando, decidiendo, va en la dirección correcta y a favor de su felicidad y del éxito de su vida. Pero no se engañen a Uds. mismos, pues sería el mayor error de su vida. Acepten el dictamen de su corazón, confirmen el camino o rectifiquen a tiempo para que no pierdan el precioso tiempo de su juventud.
Si Uds. son personas creyentes, tienen una razón más para orientar correctamente sus vidas: saberse criaturas de Dios, amados por El, y que El es el más interesado en que triunfen en la vida.
Crea espacios de silencio en tu vida para encontrarte contigo mismo y “recuperar tu alma”.
Aprende a alejarte del bullicio y del ruido ensordecedor del mundo actual; busca un rincón sereno en tu espacio de vida o en tu mundo interior para pensar en paz y con claridad lo que en realidad quieres y buscas, de qué se alegra o se queja tu corazón. Un joven me decía que acostumbraba tener “diálogos entre yo y yo”. Es posible, si eres honesto contigo mismo y no te engañas a ti mismo, a ti misma.
Cuenta Rabindranath Tagore, hindú y premio Nóbel de Literatura, que – yendo por un camino polvoriento – se encontró con un joven sentado en una piedra. Al preguntarle qué hacía allí, el joven le contestó: “En mi prisa, he dejado mi alma atrás, y la estoy esperando”.
Es bueno avanzar en la vida a paso ligero, pero todos los excesos de velocidad son peligrosos, sean físicos o espirituales: No te das tiempo para profundizar lo que estás viviendo y así pierdes “calidad de vida”: haces muchas cosas pero con nivel mediocre. Además, existe el peligro de que te conviertas en una especie de robot que no se detiene por nada. A esa velocidad, es imposible profundizar en tus experiencias vitales, en tus vivencias más profundas y enriquecedoras: la amistad, el amor humano, las experiencias espirituales, etc.
Alguien ha dicho que, lamentablemente, “nacemos como originales y terminamos como copias”. Tanto hemos mirado hacia fuera para copiar modelos cuestionables y en todo caso, ajenos, que al final perdemos la propia identidad, dejamos de ser nosotros mismos.
El mundo de la farándula y de la moda, con su publicidad aplastante, llega a confundir a los jóvenes sobre todo, que pierden un tiempo precioso en “copiar falsos modelos” que aparecen un tiempo en escena y así mismo desaparecen, pero te dejan confundido luego de haberte hecho perder un tiempo precioso de tu juventud. Los engañan, jóvenes, los engañan.
Convénzanse de que nadie puede saber por ti, nadie puede crecer por ti, nadie puede buscar por ti, nadie podrá hacer nunca lo que tú mismo, tú misma, debes hacer.
Tu existencia auténtica y fructífera nunca admitirá representantes. Por eso, recomendaba Sócrates a sus discípulos:”CONOCETE A TI MISMO. SE TU MISMO”.
Decídete a pagar el precio de tus sueños. No permitas que nadie te los cambie o te los robe.
Recuerda cada día que la juventud es una experiencia maravillosa pero irrepetible. Dentro de 10 años ¿qué dirás de ti mismo, de ti misma? ¿Te enorgullecerás de lo que lograste, o llorarás de rabia por el tiempo que perdiste?
Soy consciente de que lo que les propongo es difícil. El famoso pintor Picasso reconocía que “cuesta mucho trabajo llegar a ser joven”. No puede ser de otro modo: lo que vale, cuesta. Pero ¡qué alegría cuando se logra lo que uno se ha propuesto!
“¡Ayúdenme!
Suavemente, en la noche que marcha, lloro;
y tengo la nostalgia de la belleza de las flores.
Toda mi alma está sumergida en el miedo…
¡Nunca como esta noche he pensado en mi corazón!
(Delincuente juvenil: 18 años.
Preso por droga: 5 años de cárcel)
¡Libertad! Palabra que emociona, ansiada, prohibida, traicionada…pero indispensable para realizarse como persona humana.
En esta etapa tan importante de tu crecimiento humano y espiritual es vital que tengas muy claro en tu mente y en tu corazón el verdadero significado, el valor y el costo de esa palabra, para que puedas desenmascarar a tiempo sus falsificaciones.
La verdadera libertad es la capacidad de orientar la propia vida hacia los valores más puros y elevados que le puedan dar sentido a tu joven vida.
Tienen que dejar atrás el barato y propagado criterio de que la libertad consiste en hacer cada cual lo que le dé la gana. Eso tiene un nombre: libertinaje, una parodia de la auténtica libertad. Si fuera cierto esto, un mono en la selva, saltando de rama en rama,
sería más libre que los seres humanos.
La auténtica libertad es una conquista: Dejar de vivir de caprichos pasajeros, optar por definir las metas elevadas de tu vida, y lanzarte tras ellas al precio que sea. Por eso la libertad se construye día a día con decisiones coherentes con tu proyecto de vida, por mucho que te cuesten.
Pero no basta con decirte a ti mismo, a ti misma, que eres libre. Pregúntate: ¿Libre para qué? El autor del libro “El principito”, Antoine de St. Exupéry, afirma que “Sólo existe la libertad de alguien que va hacia alguna parte”, y concluye: “Las pistas invisibles del amor, liberan al ser humano”.
Esto significa que mientras más altas y puras sean tus metas, MÁS LIBRE SERÁS.
Pero el ser dueño de ti mismo, de ti misma, no agota tu vocación a la libertad. Hace falta dar un paso más: tu donación, es decir, ayudar a otros a liberarse de sus cadenas. En otras palabras: tu libertad alcanza su expresión más noble cuando ayudas a otros a recuperar o consolidar su libertad. Frente a ti tienes miles de jóvenes extraviados en la vida: proyecta hacia ellos tu libertad, ayúdalos a ser libres también.
“Ningún ser humano puede considerarse libre sin extender la misma
libertad a otros seres humanos”. (A. Etzione)
El mundo en que vives, joven de hoy, necesita con urgencia, personas libres que ayuden a liberar a otros. ¿Te atreves a ser una de esas personas? Cuando hayas descubierto para qué eres libre, habrás dado un paso gigantesco en la senda de la felicidad, y podrás avanzar por la hermosa senda de tus sueños juveniles, e incluso ayudar a otros a avanzar contigo.
Termino deseándote el mejor tesoro para tu joven corazón: la pureza interior, la sanidad del alma, que brotará en tu mirada, en tu sonrisa, en tus decisiones valientes. Y serás feliz, inmensamente feliz en medio de las dificultades de la vida diaria, porque TU VIDA TENDRÁ SENTIDO.
Son los deseos sinceros de tu amigo:
Hno. Alfredo A. Morales
De La Salle
Artículo publicado el 27 de abril del 2010
sully chavez cevallos
Sep 19, 2010
11:54 am
A veces nosotros lo jóvenes no nos damos cuenta de lo que hacemos, pero en realidad es que nosotros no queremos reconocer nuestros errores y por culpa de aquellos sufren nuestros padres.
alicia
Nov 16, 2010
11:01 am
De Jóvenes no alcanzamos a entender la ayuda que es conocernos a nosotros mismos, dejamos siempre a un lado a nuestro interior, porque creemos que como lo hace todo el mundo es mejor y qué equivocación tan grande, se lo dice alguien que descubrió ser yo misma estando ya un poco mayorcita, pero no me arrepiento, he logrado encaminar mi vida con originalidad, hoy soy feliz, no te digo que tengo resuelto todo eso sería mentira pero se qué quiero y para donde voy, y no busco en vano voy segura.
yoshelin irusta jaldin
Feb 15, 2011
16:05 pm
Hay ratos en que no queremos escuchar a personas que ya han pasado la juventud solo por pensar que nosotros sabemos lo que hacemos pero eso no es verdad. No sabemos ni lo que hacemos ni lo que hablamos al menos es eso lo que yo siento y no escuchamos a nuestra familia o no queremos escuchar pero al final tomamos conciencia cuando crecemos y nos damos cuenta de lo mal que hemos actuado.
Antenor
Ago 2, 2011
7:03 am
La juventud es la fuerza del mundo y el alma de los pueblos.
rosa
May 27, 2013
18:42 pm
Que trascendentales palabras, Graciaaaas. me permitiré compartirla con mis alumnos de secundaria. Se que aunq los tiempos sean de locura, gran esperanza hay en nuestros jovenes y en nosotros como padres que los educamosy dirigimos al exito o al abismo de la perdición.
ORLANDO
Ago 21, 2013
6:20 am
Me invita reflexionar tan elocuentes frases, hoy tendré , un encuentro con alumnos de grado 11, es maravilloso descubrir como la inspiración construye palabras y frases que se convierten en enseñanzas que dejan una huella al leerlas…..es verdad la juventud es la base de la construcción que todo ser humano hace al llegar a este valle de lagrimas……….en este texto encontramos como hacer para no pegar ladrillos mal pegados en esa construcción…
Yuleidy Jimenez
Ago 27, 2014
5:23 am
La vida no es color de rosa menos los de los adolescentes, pues nosotros somos muy fragiles ante la sociedad.
Les invito a todos los jóvenes a que lo lean pues te hace reflexionar.
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