En el hogar se realizan actividades naturales y cotidianas que son de suma importancia para estimular las diferentes áreas del aprendizaje. En ocasiones, por diversas razones, estos estímulos no llegan a darse en la intensidad que deberían. Es por eso que hay unas áreas del aprendizaje más desarrolladas que otras en todas las personas, fortalezas y debilidades. Las áreas más estimuladas desde la infancia tenderán a ser nuestras fortalezas y viceversa.
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La teoría del apego de Bowlby describe la dinámica de largo plazo de las relaciones entre los seres humanos, y tiene como eje la relación del recién nacido con la madre o su principal cuidador como base para que las personas sean capaces de establecer vínculos seguros a lo largo de la vida.
Los bebés se apegan a los adultos que son sensibles a sus necesidades, a la vez que permanecen como cuidadores consistentes principalmente hasta el año y medio de edad, aproximadamente . Cuando el bebé comienza a gatear y caminar, empieza a utilizar las figuras de apego (personas conocidas) como una base segura para explorar y regresar.
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“La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor.”
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando
tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
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“La familia es la escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y misión, se requiere un clima de benévola comunicación, y unión de propósitos entre los esposos, y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos”.
Vaticano II – 1965.
¡Cuando soy tolerante comprendo a mi compañero, si cometió un error, y lo ayudo!
Si enseñamos a los niños a ser tolerantes desde pequeños les estamos sembrando una semillita de paz en su corazón. El hecho de conocer al otro y aceptarlo los ayuda a ponerse en el lugar de los demás y evitar juzgar, y criticar. Más aún aceptar la diversidad y ser flexible con los demás.
Cuando practicamos la tolerancia proyectamos una imagen que refleja inteligencia, madurez para aceptar las diferencias y nobleza. Cuando le enseñamos a los niños a conocer al otro y aceptarlo, le enseñamos a coexistir de forma pacífica con sus amigos y compañeros.
¡Qué regalo más preciado el de enseñarles a los niños(a) a ser tolerantes y sencillos!
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